viernes, enero 16, 2015

Crónicas de la publicidad

Mirando atrás, al menos 10 años, puedo ver cómo la publicidad ha cambiado, con ella los clientes y el mercado en el que trabajamos. Recuerdo perfectamente como en ese tiempo, mi equipo y yo, planificábamos todo tipo de estrategias para ofrecer a nuestros clientes. Un segmento de los empresarios era reacio a invertir en acciones publicitarias. La mayoría aseguraba que no les interesaba, que tenían ventas altas y que captar nuevos clientes sería contraproducente puesto que no podrían atenderlos como se merecían. Nosotros estábamos sorprendidos, tratábamos de mostrarles que la imagen de una marca no solo era necesaria para las ventas. Un posicionamiento en el mercado era indispensable, pero nada, pocos terminaban por aceptar nuestras propuestas. ¿Qué le podíamos hacer? Eran tiempos en los que, en algunos casos,  la demanda era superior a la oferta. Pero el tiempo siempre terminaba por mostrar la verdad, incluso ante las mayores convicciones.

El tiempo pasó y  la publicidad cambió más de lo que podría imaginarse que sucedería de 3 a 5 años. Los ciudadanos dejaron de tener tanto poder adquisitivo por lo que el consumo varió considerablemente, sobre todo en aquellos comercios que hacía años afirmaban “no necesitar más”. Sus faltas de conocimientos en sus clientes individuales y asesoramiento en el mercado les hacía llegar a exclamar “¡Vaya crisis!”, y claro, nosotros mirábamos lo que sucedía. Volvimos a proponer nuestros planes pero ahora había un problema más grave que, años atrás, no teníamos: la falta de consumo. La austeridad era la protagonista de la época y la publicidad solo podía tratar de fidelizar a sus clientes, pero para la apertura de mercado era un momento bastante peliagudo.



Y por fin llegamos hasta nuestros días. La sociedad ha cambiado de forma radical desde hace 10 años, es lógico que la publicidad también lo haya hecho. Ahora puedo ver como los clientes buscan publicidad, pero no una de cualquier tipo para salir del paso. No. Buscan comunicaciones de calidad y una buena gestión de su imagen porque, finalmente, se dieron cuenta de que lo que se dice de uno es, al fin y al cabo, su seña de identidad. Y ahí es donde la verdadera publicidad de calidad debe entrar en juego, tal y como el cliente desea. Saber esto de manera teórica no es ningún misterio, ponerlo en práctica es ya otro tema. En Aviva Publicidad lo hacemos. Conocemos a nuestros clientes, los entendemos. Porque al final, una marca es una persona y a las personas solo se le da lo mejor.


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